Cumplir setenta años y estar en la flor de la vida es posible. A sus setenta años continúo en activo y cosechando buenos trabajos. En lo personal no dejo de viajar junto a mi compañera.
En la actualidad sigo practicando deporte, algo que hace que tenga un decente físico.
Con todo el ajetreo que he tenido en mi perfil personal y profesional, incluidos algunos estrambóticos momentos... vivo en una eterna juventud por lo que no he perdido la picardía que me ha caracterizado.
Siempre hablo del contagio positivo, de que salgan a la luz las buenas prácticas. Se trata de recordar a estas personas la ilusión que perdieron hace tiempo de por qué se hicieron maestros, y cuán importante es nuestra labor en este mundo.
He de reconocer que hubo algo de cansineo por mi parte, pero ya se sabe que cuando el tonto coge el camino, el camino se acaba, pero el tonto sigue.
Estoy en una web que representa un poco mi vida. He querido plasmar mi andadura mediante fotografías que delaten mis vivencias personales y este evento es uno de ellos.