Mi despedida de Asesor: Granada 28-6-06

Ya van siendo mis últimos días, en mi trabajo actual como Asesor de Formación. A partir de ahora todo es distinto y todo es definitivo, pues ya entro en mi recta final como docente.

 

Es lo que tienen todos los veranos, pero me da la impresión de que este va ser muy especial. Como siempre, los amigos se deshilachan, los amores tiernos se agostan, los amores consolidados se sienten más lejos. Las vacaciones son una interrupción y a veces incluso un final.

 

Se que este es mi último trayecto como asesor; lo se. Se han ido las ideas en pos de un mundo distinto y supuestamente libre. Ahí han quedado colgadas del perchero de mi despacho, las andanzas por los centros educativos con sus nombres perfilados al son de múltiples sensaciones.

 

Una sutil nube de polvo de tiza adorna el aula donde impartía mis enseñanzas y, en las paredes, los dibujos imaginados de aquello que algún día fueron sueños de un mundo que busca su retrato. Ya estoy a punto de jubilarme.

 

Ahora pienso que las enseñanzas no están tanto en aquello que debemos hacer, sino en aquello que debemos evitar. Estoy en la duda. ¿Un curso más? ¿Una nueva demostración de que el ADN es la base de la vida?

Paseo lentamente por el Salón de Actos ya vacío: Aquí se sentaban a principios de curso, aquellos que querían ser mis amigos y no sabían cómo. Allí, en el otro extremo, los que jamás llegaban a aprobar nada de lo que se les decía y que se limitaban a emitir murmullos de reprobación. En el centro se sentaba aquel brillante profesor que se mantenía siempre atento. En el lugar de atrás todos los que se dormían. Eran puros chiquillos enclaustrados en su edad inmerecida.

 

Subo al encerado y compruebo con los dedos las junturas remachadas de las tablas. Golpeo con el zapato el lugar donde la carcoma abrió un socavón que pudo ser fatal. Pienso en mi amigo Giannni, colega de la Italia eterna, y le envidio cuando recuerdo que, al menos en Roma, cuando el suelo se abre no aparece un túnel de metro mal construido, sino una ruina valiosa y antigua. ¡Qué lejos queda Roma! ¡Qué lejos el silencio de los gatos del Trastevere!

Después los silencios. Una clase en silencio. Una participación a todas luces suficiente. Se que mis compañeros asesores no me han ignorado. Cuando he necesitado ayuda para cualquier situación comprometida, me han ayudado sin reservas.

 

Hoy ya he empezado a acomodarme a mi nueva situación venidera. Quiero suspenderme en el aire de la historia.

 

Se que todos los caminos vuelven a todas las Romas, ahí dónde incluso las ruinas tienen más porvenir por la necesidad de sobrevivir. Y es eso … tengo que sobrevivir en esta nueva situación que me toca recibir. El tiempo dirá … el tiempo; siempre el tiempo. ¡Maldito tiempo que no me deja vivir!


JOSÉ ANTONIO

ÁLVAREZ CALVO

Granada (España)

soyyoengranada@hotmail.com

Traductor internacional

MI CURRICULUM
Es la trayectoria profesional que ha adornado toda mi vida en este mundo.
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Mi segunda web personal.

Las historias que se cuentan son muy variopintas y han pasado a mis días de jubilación, como testimonios hermosos del presente que estoy viviendo.